VIOLENCIA Y UNIÓN PESQUERA
Quién haya visto una protesta de los pesqueros, habráse dado cuenta de la violencia con la que actúan. Son más violentos, incluso, que los mineros, quienes muchas veces se aprovechan del territorio de las minas para hacer grandes barricadas.
Sin embargo, no sucede aquello que la opinión pública llama “infiltrados”, no vemos una violencia descontrolada hacia todos lados, violencia que más tiene de usurpación que de violencia. En cambio, los pesqueros son hombres fuertes, que al ejercer la violencia, lo hacen sin cansancio y con furia, siempre y solamente contra la policía.
Que no se entienda que esto es una apología a la violencia, sino como un análisis de cómo los pesqueros la ejercen con buenos resultados (ya que con ella logran ser escuchados, e incluso, ganar sus demandas), y de modo tan agresivo, tanto que las protestas juveniles quedan bastantes vergonzosas en su pretensión de rudeza.
Las protestas pesqueras se caracterizan por su gran adhesión. Todos van a las mesas de diálogo, cuando así lo deciden, y todos tiran piedras, cuando la espontaneidad de la resistencia contra las Fuerzas Especiales los une en una gran y violenta gresca.
Los pesqueros se hacen acompañar de sus hijos jóvenes, pero estos últimos tienen un rol muy segundario, además de que la mayoría de ellos también son pesqueros.
Vemos una violencia ejercida no por jóvenes estudiantes, cuya condición cotidiana de ser estudiantes de algún modo los hace más moderados que los pesqueros, trabajadores manuales que deben resistir hasta las temperaturas más bajas en medio del mar.
Con esto adelanto parte de la explicación que doy al fenómeno aquí planteado: son las condiciones cotidianas de los hombres las que determinan en gran medida su actuar.
Hemos visto, como un trabajo manual lleva a una violencia verdaderamente agresiva y furiosa, y como un “trabajo” mental, como el estudiar, hace que la violencia se aplique de modo más moderado. Alguien se preguntará porqué digo que las protestas de los "encapuchados" son moderadas, el sentido común dice lo contrario. Es cierto, los estudiantes usan más molotovs que los pesqueros, pero vean una protesta pesquera y verán con que fuerza levantan su ataque contra la guardia civil.
Otro punto, y este es el más importante, es la unión. Entre los estudiantes, la violencia política siempre ha sido un gran problema, unos a favor, otros en contra, pero nunca ninguna reconciliación, ambos sectores no lo desean y no transan. En los pesqueros es distinto, es difícil concebir que sus opiniones sean siempre coincidentes, entre ellos, como entre todos, debe haber distintos modos de ver las cosas. Sin embargo, cuando deciden como sindicato, todos acatan, sin necesidad de tener a dirigentes con pretensiones de hacer carrera política. Ayer, mil pesqueros salieron a protestar, cientos de ellos combatieron con terrible fuerza a la policía, el resto los apoyaba y alentaba (y legitimaba). Cuando deciden cesar con la violencia, y trabajar en mesas de diálogos, no hay arranques de pequeñas minorías violentistas, y todos se abocan a la nueva decisión tomada por todos.
¿De dónde nace tal unión?
De su trabajo. Las características de su trabajo los hace sentirse, desde antes de formar un sindicato, un grupo humano unido. Tan sólo piensen en que todas las noches deben adentrarse muy lejos en el mar, a riesgo de zozobrar, de congelarse a tan heladas temperaturas, y solos entre un pequeño grupo de pesqueros en un bote donde apenas caben. Deben pasar en vela, y para tal propósito deben conversar y pasar la noche despiertos. En tales condiciones es muy fácil hacer amigos.
Además, como trabajadores pesqueros, comparten, no sólo el mismo trabajo, sino que la misma calidad de vida e incluso las mismas experiencias y problemas. De tal modo, en su trabajo diario y en su vida familiar (incluyendo amigos) son muy unidos, al punto de ser concientes del grupo que son y de los sentimientos tan solidarios que se forma entre ellos. Por bonito que suene, esto no es mágico, sucede por las condiciones de su vida cotidiana: trabajo y el tiempo libre.
De ese modo, el ejemplo de los pesqueros es un ejemplo digno de sentimiento, fuerza y conciencia sociales. Nótese que no se necesitan brillantes intelectuales ni dirigentes experimentados. Todo surge de algo tan natural y regular (cotidiano) cómo lo son sus relaciones sociales.
Aquellos trabajos que no tienen la oportunidad de brindar con tanta facilidad las condiciones necesarias para una unión como la de los pesqueros, deben ser modificados por las personas que en ellos se desenvuelven socialmente, y para ello, el ejemplo de los pesqueros puede ser muy útil. Para producir, el tiempo libre, el descanso y la amistad entre colegas son aspectos fundamentales que la incrementan, y no sólo cuantitativamente, sino que cualitativamente, ya que se produce en un interés más social, ya que este último será el que predomine en las relaciones sociales cotidianas que determinan, luego, el actuar del individuo y los grupos humanos.
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